Mala alimentación y lesiones músculo-esqueléticas
El inicio de las fiestas navideñas suponen para muchos una «veda abierta» para realizar excesos culinarios. Una dieta rica azúcares y alcohol, a la que se suma la reducción casi drástica del ejercicio físico, pasarán factura a nuestra salud. De media, el 61% de los españoles engordará unos 4kg durante las Navidades. Y esos excesos afectarán a nuestro sistema músculo-esquelético, el cual tendrá que soportar esa carga extra.
Con el aumento de peso, nuestros tendones, ligamentos y articulaciones sufrirán una demanda mayor, lo que puede acabar afectando a nuestras rodillas, zona lumbar y tobillos.
Además, el habitual consumo de alcohol durante las fiestas provoca deshidratación en el organismo, lo que favorece la aparición de calambres musculares, provocados por el desequilibrio electrolítico que produce este tóxico para el organismo.
El exceso de azúcares refinados, en forma, principalmente, de dulces navideños, también afecta a nuestra salud músculo-esquelética. No sólo porque favorece el aumento de peso, sino también porque niveles elevados de glucosa en sangre provocan cansancio y fatiga, lo que nos hace realizar menos ejercicio físico, y empeorar la sintomatología, entrando en un círculo vicioso de cansancio e inactividad.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es que, para muchos, las navidades suponen una fuente adicional de estrés. El hecho de tener que preparar la cena, las reuniones familiares o los abundantes compromisos sociales, lejos de suponer momentos de distensión, pueden añadir estrés a nuestras vidas. Las alteraciones en la bioquímica cerebral que provoca el estrés, pueden llegar a hacernos sufrir tensiones musculares de origen no mecánico (provocadas por causas emocionales) y a padecer dolor, especialmente en la zona cervical, en los trapecios y zona lumbar.